Estamos fabricando cosas que aparentan ser personas y el inconveniente es que parecen muy reales
Introducción
Una década después del nacimiento de Lil Miquela, la primera influencer virtual, la tecnología ha evolucionado hasta presentarnos a Alba Renai, una presentadora desarrollada por inteligencia artificial que habla, interactúa y posee una personalidad propia. ¿Qué tecnologías hay detrás de ella y cuáles son las implicaciones éticas? Profundizamos en este tema con la experta Gema Fernández Blanco.
Origenes de los avatares virtuales
El debate sobre personajes virtuales surge mucho antes que Lil Miquela. Incluso en 1971, se publicó «El Congreso de futurología» de Stanisław Lem, adaptado en 2013 en la película «El congreso» en la que se muestra a una actriz (Robin Wright) firmando un contrato donde los estudios realizarían una copia digital de ella y la utilizarían como desearan.
Tecnologías detrás de Alba Renai
Técnica | Descripción |
---|---|
Imágenes CGI | Creación de imágenes y personajes mediante ordenador. |
ChatGPT o similar | Desarrollo del lenguaje y personalización de características del personaje. |
Captura de movimiento | Técnica antigua pero mejorada en la actualidad para representar movimientos más realistas. |
A pesar de los avances, Fernández Blanco comenta que aún hay aspectos por mejorar, como la sincronización entre el movimiento de la boca y los diálogos de Alba Renai.
Implicaciones éticas y monetización
El uso de avatares virtuales en la industria pornográfica, como Only Fans, ha generado importantes ingresos y planteado dilemas éticos. Con programas como ChatGPT o MidJourney, los generadores son entrenados con personas reales, mezclando imágenes de personas ficticias y reales. La propiedad intelectual de las obras y avatares resultantes aún está sin definir.
Verdad vs. mentira y estereotipos
Fernández Blanco plantea un dilema sobre la diferencia entre verdad y mentira. A un humano se le otorgan características y responsabilidades, pero no ocurre lo mismo con un avatar. A medida que la tecnología avanza, será más difícil distinguir entre humanos y avatares.
Además, la experta destaca que la creación de estos personajes a menudo se basa en estereotipos y puede favorecer la cosificación de algunas figuras, como las mujeres.
Futuro y aceptación
Estamos creando sistemas que parecen personas, y cuando no podamos distinguirlos, atribuiremos responsabilidades y capacidades únicamente humanas a los avatares. La aceptación dependerá del público. Por ejemplo, si la audiencia rechaza las noticias presentadas por un avatar, no se impondrá esa tecnología.