En una nueva era de la aviación, el Laboratorio de Ciencias de la Compuación e Inteligencia Artificial del MIT (CSAIL) presenta el «Air-Guardian». Este sistema innovador actúa como un copiloto proactivo, monitoreando la atención de los pilotos humanos y del sistema computarizado en tiempo real.
Cuando ambos, el piloto humano y el sistema, están concentrados en el mismo aspecto, es el humano quien mantiene el control. Pero en caso de distracciones o lapsos de atención del piloto, Air-Guardian interviene automáticamente.
¿Cómo Funciona?
El Air-Guardian determina la atención utilizando seguimiento ocular para los pilotos y «mapas de saliencia» para los sistemas neuronales. Estos mapas destacan áreas de interés en una imagen, sirviendo como guías visuales. A diferencia de los sistemas de piloto automático convencionales que solo intervienen ante violaciones de seguridad, Air-Guardian detecta señales tempranas de posibles riesgos mediante estos indicadores.
Amplias Implicaciones
Más allá de la aviación, esta tecnología tiene potencial en vehículos, drones y robótica avanzada. Lianhao Yin, investigador postdoctoral del CSAIL, enfatiza la flexibilidad y adaptabilidad del Air-Guardian, que puede ajustarse a diferentes situaciones. Durante las pruebas, el sistema y el piloto basaron sus decisiones en las mismas imágenes, logrando que Air-Guardian minimizara riesgos y optimizara rutas hacia objetivos.
Bajo el Capó
La fortaleza de Air-Guardian reside en su uso de redes neuronales líquidas, que se destacan por analizar relaciones causales. Se complementa con el algoritmo VisualBackProp, mejorando la claridad en la interpretación de los mapas de atención. Para su adopción en el futuro, se propone una interfaz más intuitiva entre humano y máquina.
Reacciones
Daniela Rus, directora de CSAIL, resalta cómo Air-Guardian combina la experiencia humana con la IA para reducir errores en situaciones críticas. Stephanie Gil, de la Universidad de Harvard, señala el potencial de la métrica de atención visual en el trabajo, destacando su capacidad para facilitar intervenciones tempranas y mejorar la interpretación de los pilotos humanos.
Este proyecto fue financiado en parte por entidades como el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea de EE. UU., Boeing y la Oficina de Investigación Naval. Es importante destacar que las conclusiones presentadas no necesariamente reflejan las opiniones del gobierno de los EE. UU. o de la Fuerza Aérea.
